12.10.2010

ENVIDIO

Envidio a mis ojos, que no se detienen al verte.
Los que ahora se humedecen porque no estás.
Envidio a mis labios, que conocen muy bien los tuyos y los llenaste con tus besos.
Los que ahora son transparentes en mi memoria.
Envidio a mi lengua, la cual viajó sin frenos por toda tu piel en aquella oscuridad.
La que me invade ahora en mis noches solitarias.
Envidio a toda mi piel,
mis manos,
mis pies;
que sabían comunicarse contigo de la forma más (dulcemente) silenciosa.
Hasta envidio tus dedos,
que fueron como cuchillos que penetraron mi alma de cristal, cuando me envolvía en los recuerdos de tus caricias.
Envidio y me encanta esta poesía que me aturde;
porque se trata de ti.
Envidio a la memoria que te recuerda.
Envidio a esta absurda malcriadez.
Hasta envidio mi vida que estuvo contigo,
y la envidio porque te supo dejar ir,
pero yo soy el que no te quiere olvidar.

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