Tú, desliza tu lengua por la piel de tu memoria y elimina con tu saliva los momentos en donde estuve yo; y tú, acuesta tus labios sobre los míos y originemos un recuerdo nuevo que fue real. Tú, déjate arrastrar por la distancia y abrázate a ésa persistencia de caminar solo por un camino ardiendo en llamas, porque yo ya no soy ni fui la humedad que apagó tu fuego; y tú, acompáñame a besarle la suerte a este holograma llamado destino que decidió volvernos reales. Tú, diséñate una paradoja perfecta en la que se base tu deseo y conviértela en algo que realmente te llene el alma y deja que mi felicidad sea totalmente perfecta sin ti; y tú, quédate a presenciar las estrellas junto a mí mientras el cielo nos mancha con su oscuridad y nos oculta de la envidia y la vehemencia, y deja que el frío viento nocturno se cuele por mi propia piel, tuya. Tú, trata de borrarme y déjame olvidarte para que, tú, puedas quedarte y no recordarme. Para que seas parte de mi felicidad, que se basa principalmente en un holograma.
Si alguna vez la inexperiencia te ganó en un juego duro y pesado, en estas líneas tienes la prueba de que no eres el/la único/a. Quizás en algunas te sientas identificado/a, en desacuerdo, a la defensiva, melancólico/a, reflexivo/a o en un estado enigmático de shock; sin embargo ésa es la intención. Que las manchas de sangre de las venas del amor te manchen a ti también y seamos por unos instantes tú y yo: uno solo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario