Caminó, te vio, titubeó y se acercó.
Giraste la mirada sutilmente y miraste su silueta con indiferencia
En aquella fría mañana de noviembre
Los pasos retumbaban en mis oídos
Las hojas hacían remolinos en el suelo
En aquel lienzo invisible de soledad
Los árboles sin ramas, contando una historia de amor
La nieve imposible, protagonizaba una tragedia que cubría,
fríamente.
Se enamoró de ti, y tú sin sonreír, tomaste su corazón,
y lo dejaste ir, en la miseria que llenaba tu alma entera
Y así huías del pavor que te empapaba gota a gota, fríamente.
Cómo no te hacía falta, ignoraste su luz
Dejándolo en oscuridad aunque su alma dulce brillara
Tu vida para él se convirtió en elixir
Elixir que alargaba su desdicha, al no tenerte a ti
Te seguía, desesperado, angustiado, abrigado por la ira de perderte sin tenerte
Desalmado, ilusionado sin temor a perder, se hundía en tus palabras,
al escucharte desde lejos suspirar "adiós"...
Y sin piedad alguna descifraste una señal que te llevó a un destino incierto en dónde el te salvó
Tú sin más cobardía, renunciaste a ser feliz, bajo la custodia de una sombra que te atrapaba
Y dejaste a un lado lo que en realidad pudiste sentir,
pudiste tocar, pudiste besar...
¡qué tonto, qué tonto, qué tonto!
Qué tonto fue al besar tus labios congelados...
...para permanecer así plasmado eternamente a tus pies...
En su pequeño infierno de metal... En dónde tú:
Eras su más temible demonio.
Giraste la mirada sutilmente y miraste su silueta con indiferencia
En aquella fría mañana de noviembre
Los pasos retumbaban en mis oídos
Las hojas hacían remolinos en el suelo
En aquel lienzo invisible de soledad
Los árboles sin ramas, contando una historia de amor
La nieve imposible, protagonizaba una tragedia que cubría,
fríamente.
Se enamoró de ti, y tú sin sonreír, tomaste su corazón,
y lo dejaste ir, en la miseria que llenaba tu alma entera
Y así huías del pavor que te empapaba gota a gota, fríamente.
Cómo no te hacía falta, ignoraste su luz
Dejándolo en oscuridad aunque su alma dulce brillara
Tu vida para él se convirtió en elixir
Elixir que alargaba su desdicha, al no tenerte a ti
Te seguía, desesperado, angustiado, abrigado por la ira de perderte sin tenerte
Desalmado, ilusionado sin temor a perder, se hundía en tus palabras,
al escucharte desde lejos suspirar "adiós"...
Y sin piedad alguna descifraste una señal que te llevó a un destino incierto en dónde el te salvó
Tú sin más cobardía, renunciaste a ser feliz, bajo la custodia de una sombra que te atrapaba
Y dejaste a un lado lo que en realidad pudiste sentir,
pudiste tocar, pudiste besar...
¡qué tonto, qué tonto, qué tonto!
Qué tonto fue al besar tus labios congelados...
...para permanecer así plasmado eternamente a tus pies...
En su pequeño infierno de metal... En dónde tú:
Eras su más temible demonio.
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