12.10.2010

VÉRTIGO

Me elevabas como un ingenuo águila por un cielo que tú liderabas, en donde la lluvia me empapaba amargamente, como el sabor de tus lágrimas cuando fingías ser la pobre víctima de mi agudizada vista, colirio ardiente como el veneno, veneno tuyo propio, quemándome las alas. Torturando hasta el último nervio de mi cuerpo, con los latigazos de tus relámpagos de sorpresas, pleitos infantiles y desmayos innecesarios. Mártir de luna, que me seguía elevando dejando que el vértigo me consuma. Vértigo a ti, a tu ego, tan alto como una torre en donde encierras tus más temibles pesadillas. Pesadillas que me obligas a vivir y tan lejos, más allá de lo que mi vuelo puede alcanzar.

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