12.10.2010

POR SÓLO DECIRLE QUELO AMABA

Fueron a una función de medianoche, la sala yacía oscura y las butacas se hallaban casi vacías. Era una película extraña, aburrida, y con esa chispa que te nubla el entretenimiento y te impulsa a utilizar las butacas para otra cosa. Estaban los dos sentados. Uno se acercó al otro y le dio un beso. Apenas silbó la letra "T", una señora regordeta, baja de estatura y bien vestida, soltó una carcajada ruidosa que provocó que ambos se asustaran. Decidieron partir y se salieron de la sala sigilosamente, uno detrás del otro.

Se acercaron a un BMW negro, de agencia; uno abrió la puerta del piloto y el otro la del co-piloto. Ingresó la llave y pisó el acelerador. Salió del sitio manejando el auto a 40 km/h. El que manejaba, visualizó disimuladamente la rosa que se encontraba a su izquierda, esperando a ser obsequiada. Vio hacia el semáforo, que cambió su señal verde por la roja y tomó la rosa dirigiéndose al otro, le dijo por fin "TE AMO", y pisó el acelerador sin apartar la mirada de su amado.

Lo aturdió el sonido del impacto, lo marearon las vueltas que dio el auto, lo hirió el parabrisas roto; no pudo salir, esperó a que llegara la ambulancia para trasladarlo a urgencias.

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