En este momento, dadas las circunstancias, me siento relativamente feliz en cuanto a mi vida como tal. Pero mi enfermedad de quererte y no tenerte, hace que mis sentidos agonicen cada día más sin poder sorber una medicina capaz de sanar las heridas que tú, sin al menos saber, provocaste. Aquel sentimiento hacia ti no se compara con ningún otro. Pareciera que hubiese infringido sigilosamente a mi corazón en una noche en la que soñaba contigo. Me flechaste con tu arco de mil colores. Expandiste mi alma permitiéndome respirar. ¿Cómo es posible que una simple ilusión haga estragos a más no poder en la desmoronada aldea que habitas en mi corazón? Ni siquiera tu piel he palpado, ni siquiera tus labios he probado, sin embargo tengo la pícara certeza de que algún día no muy lejano a éste, tus pies correrán hacia mi encuentro y tus manos te inducirán a mi interior. Sin pensar en detenernos. Sin pensar en protegernos. Sólo desgarrando nuestras pasiones y demorando las partidas. Para que siempre en mi mente, vivas. Para vivir yo siempre en la tuya. Para seguir soportando el quererte y no tenerte. Para seguir esperando que destruyas la imponente barrera de cristal que separa tú camino del mío. Para que me ames, y yo amarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario