Y déjame huir contigo de lo que será en vano. Arrastra tus sueños y enfrasca tu alegría en la mía. Tómala, pero no te molestes, ya que no lo hago con mala intención. Hazlo y déjame alejarte de los que quieren alejarte de mí. Déjame sentir como el calor de tu piel ahuyenta la frialdad de tu ausencia. Déjame sentir que estás a mi lado, tomando mi mano. Para evitar que me tiemble el alma, para agobiar a la rutina en su desesperado intento por separarnos. Toma mi mano y no los dejemos herirnos. Cerremos los ojos y no veamos nada que nos haga daño. Toma mi mano y hagámosnos inmunes a cualquier calumnia que nos intente apartar. Cree en lo nuestro, cree en que cada vez más crece. Intentemos no dejarnos morir en la inmensa distancia. Déjate llevar por mí y déjame llevarte conmigo para que con tu piel, me dejes en la mía ese aroma que me hace sentir que estás conmigo.
Si alguna vez la inexperiencia te ganó en un juego duro y pesado, en estas líneas tienes la prueba de que no eres el/la único/a. Quizás en algunas te sientas identificado/a, en desacuerdo, a la defensiva, melancólico/a, reflexivo/a o en un estado enigmático de shock; sin embargo ésa es la intención. Que las manchas de sangre de las venas del amor te manchen a ti también y seamos por unos instantes tú y yo: uno solo.
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