12.10.2010

(¿MI?) ANTÍDOTO TÓXICO


Y de nuevo yo, sumergido en la enfermedad de pensarte, me encuentro evaluando el antídoto que me salve del masoquismo de intoxicarme con tu recuerdo. Tu presencia resulta ser el pretexto que me da el corazón para florecer un sentimiento que se detiene ante la incertidumbre y me hiere, explotándome en la sien y apoderándose de mi sistema nervioso; con el único antídoto que me hace pensar en ti y me hipnotiza a la vez sin dejarme encontrar una cura parcial para salir de este abismo, del que no quiero salir porque encuentro muy pasional embadurnarme con la miel de tu figura, recorriéndola con la avidez que me carcome la vista. Visión que me quema al no poder tocarte, ya que a otro perteneces. Y vagando como un inválido por un camino que no existe, hallo por fin la forma de diagnosticar los síntomas que me causan esta epidemia, que me encanta y me envuelve porque tú me la contagias; pero a la vez me coso las palabras y le cierro la ventana a mis ojos que no merecen esperarte cuando realmente nunca vendrás.
Mi impaciencia me contradice, y me grita lo que no quiero escuchar cuando escucharte a ti quiero. Me impacienta el no verte, el no pensarte, el no hablarte. Y mi antídoto es tu presencia. Presencia tóxica que me hace daño porque nunca serás para mí.
Y mientras más te veo, más te deseo,
y mientras más te pienso, más daño me hago, porque estás, pero para mí no estás.
Y puedo sentarme en la penumbra de mi habitación que ilumina tu recuerdo, a pensar y pensar de nuevo en que ya basta. No más. No me merezco esperarte, y de paso quiero hacerlo.
No te mereces que te piense, y sin embargo lo hago.
No nos merecemos estar separados, y sin embargo lo estamos.
Por eso, espero que cuentes con mi rota ilusión, que se alimenta de ti, como era y es.
No tengo armas, ni tengo alma.
No más.
Estoy sufriendo al no tenerte,
No más.
Estoy gastándome la mente,
No más.
Pero seguimos separados.
¿No más?


No hay comentarios:

Publicar un comentario