Déjame burlar los kilómetros que nos niegan la cercanía,
si me lo permites, los cruzaré hasta llegar a ti y acercarme a lo que nos aleja.
Si me lo permites, clavaré silenciosamente mi mirada sobre ti sin parpadear.
Sin perderme ni un segundo de ti,
sin desperdiciarlos a tu lado.
Si me lo permites, me acercaré mucho más y trataré de tocarte sin sobrepasarme.
Acariciaré tu piel y veré qué tanto tiemblas y cómo te conmocionas mientras deslizo mis dedos.
Si me lo permites, besaré tus labios y los uniré con los míos en una limpia fusión.
Si me lo permites -y estoy seguro de que sí-, te abrazaré con fuerza y te cubriré del frío mañanero.
Te acompañaré mientras ves el amanecer y te sostienes de mi pecho.
Si me lo permites, me quedaré todo el tiempo que quieras.
Si me lo permites, iremos a donde más prefieras estar conmigo.
Visitaremos todos aquellos sitios lejanos que ves en las revistas.
Nos tomaremos de la mano y sabremos que nos pertenecemos el uno al otro.
Disfrutaremos de la sencillez de nuestros instantes y nos brindaremos la tranquilidad en miles de segundos.
Si me lo permites, te seguiré haciendo reír.
Pero si me lo permites,
tengo que regresar...
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